Comunicación para construir un futuro nuevo
por Carlos Ferraro
En un sustrato crónico de desigualdad económica, América Latina se ha transformado en la última década en un escenario cambiante en lo que respecta a crisis de representación política, que ha generado, a su vez, un debilitamiento de las democracias. Esto se expresa en actos de corrupción de parte de los gobiernos, golpes de estado, sospechas de fraude electoral o incumplimiento de promesas electorales, incluso en ocasiones, revirtiendo a lo contrario lo prometido en campaña. Emergen líderes de perfil populista autoritario de derecha e izquierda y los poderes republicanos desdibujan sus fronteras de sus funciones y responsabilidades. Se ha incrementado una polarización social y política de distintos matices que atraviesan toda la región. Emergen movimientos sociales con representatividad distinta a la de los partidos políticos. Las corrientes migratorias transitan los países alterando sus economías y culturas e impactando socialmente en las ciudadanías receptoras. La mujer se afirma en escenarios sociales y políticos generando novedosas transformaciones de impacto. La explotación de la tierra en todas sus formas, por parte de fuertes intereses económicos deshumanizados, pone en peligro los recursos naturales, culturales y sociales. Todos estos acontecimientos son vehiculizados informativamente por los medios de comunicación masivos y las redes sociales.
En general el relato y la interpretación de los sucesos están en manos de los medios hegemónicos que generan, como siempre lo han hecho, corrientes de opinión y en algunos casos marcando agenda a los propios gobiernos cuando no complicidad con los mismos. La experiencia que transita la humanidad con la pandemia ha acentuado la emergencia de los escenarios presentados; según las regiones del planeta, las heridas tendrán distinta intensidad de daño. Lo cierto es que quienes trabajamos en la comunicación, con vocación, por intereses que apuntan a la construcción de una ciudadanía responsable y participativa, en términos de aporte de valores, lo hacemos a favor de un fortalecimiento de una democracia verdaderamente representativa. En esta línea de acción nos encontramos con un desafío inédito en la historia de la comunicación mediática: desarmar y corregir el énfasis en el ocultamiento o distorsión de la verdad que los medios hegemónicos sembraron como modalidad informativa poniendo en riesgo la esencia de la comunicación humana. Las fake news, la desinformación, el sesgo informativo, la desacreditación y la subjetividad ideologizada ejercida en ocasiones militantemente por los comunicadores mediáticos se ven agravados por la difusión capilar y acrítica a la que contribuyen peligrosamente las redes sociales.
Observamos también que el funcionamiento de las redes sociales en manos de poderosas empresas con propósito de lucro desmedido, sostenido sobre la promoción del consumismo, transforman una herramienta de positivos aportes tecnológicos y culturales en riesgo de condicionamiento inconciente de la conducta humana.
El Papa Francisco nos interpela desafiándonos a construir un futuro nuevo, una nueva realidad viable para todos. Habrá que ser creativos para pensar y recrear una nueva economía, hacer realidad Laudato Si y caminar con la inspiración de Fratelli Tutti. La comunicación, entonces, debe convertirse en una práctica y paradigma que contribuyan a hacerlo realidad.
Nota editorial de la Revista punto de Encuentro diciembre 2020