Mignones (Guapis)

La difícil tarea de crecer

Guapis, es un film que inquieta. Siempre que un púber, o un adolescente protagoniza o interviene en una obra, es inevitable que se despierte en los mayores un alerta, cierta suspicacia.

Y nos preguntamos: ¿cómo la pasaron estos chicos y chicas protagonizando el film? ¿Vivieron la experiencia con naturalidad? ¿Fue traumático su paso por un set?

¿ Y cuándo nos surgen estas preguntas? Cuando vemos un niño, niña o adolescente expuesto a emociones perturbadoras, dolorosas, fuertes ”…

No sabemos cuál fue su experiencia íntima ante el abordaje a cierta intimidad, a cierta exposición, que lo deja mostrando su dolor, su zozobra, su sensualidad, su ira, su desamparo. Y volvemos a pensar; esto que muestra, cómo lo vive? ¿Cómo lo trabaja con el director? Y qué injerencia tienen los padres en esta “desnudez” de alma o del cuerpo de sus hijos? Y los derechos de estos chicos? El hecho de que acuerden y acepten su intervención, alcanza?

Estas reflexiones se confrontan con el film, una obra que acompaña el trayecto existencial de Ami, una niña senegalesa, de 11 años, criada en el seno de una familia que profesa el Islam, con una madre que sufre la inminente llegada de una nueva esposa de su marido, ausente. Una abuela dominante, una matriarca, que es la que decide dentro del núcleo familiar, y un hermanito, que le agrega tareas de cuidado a Ami. La niña asiste a ceremonias religiosas que la aburren, o que no termina de entender; parece estar a una distancia sideral de su comunidad familiar o barrial. Como migrante, soporta la indiferencia, la agresión o las burlas de sus compañeras.

Para ser aceptada, pone en juego todas las estrategias posibles para integrarse a “ las mignonnes”un grupo de amigas que intentan ganar un concurso de nuevos talentos.

El recorrido riesgoso y difícil que emprende Ami, va jalonado de ocultamientos, mentiras y hasta el robo de un celular a su primo.

Ami se mueve entre dos mundos antagónicos; la tradición, el sometimiento a las reglas sociales de su comunidad familiar y barrial y el mundo de sus incipientes amigas, que van incorporándola gracias a su insistencia y a su talento para bailar.

La adolescente ha iniciado un camino que la sumirá en contradicciones, ella confrontará los deseos de su madre, su frustración, el sometimiento a su suegra, el futuro pre determinado que seguramente la espera, con ese mundo de las antípodas donde vale todo (o casi) donde no hay reglas ni barreras para lograr lo que se ha propuesto: ser aceptada por su grupo.

Ami cruza todos los límites; las redes sociales, las ansias de ser incluida, en el mundo “de los otros,” ese mundo prohibido,la hacen llegar al delito, (robo) la agresión,(arrojar a su rival al río) la exposición de su intimidad (una “selfie” de sus genitales)

Es que Ami quizá no sepa lo que quiere ser: recordemos como llora y se angustia en medio de una coreografía en el que ansió participar…pero parece tener muy claro lo que no quiere para ella (la vida de su madre, su abuela, su cultura que le es ajena...) El mundo adulto está significativa y fuertemente ausente, su madre, abrumada por sus propios problemas, no puede llegar a entablar un diálogo honesto, profundo. La abuela es la tradición, el pasado que recuerda las reglas y el rol que cada uno debe asumir.

Quizá su vecina en situación similar a Ami, también le permita confrontar y descubrir que no está tan sola. En el seno familiar también vislumbramos ciertos gestos de rebeldía, que son apreciados por Ami, y le permiten descubrir a su madre como un ser sufriente, que busca su lugar y su voz en la familia, apartándose de las reglas de la abuela. Ami comienza a comprender…

La autorización para vestirse diferente en el casamiento de su padre, el teléfono que tira por la ventana para no hablar con él, nos sitúan en un tiempo nuevo, un camino más sereno, quizá una puerta al diálogo, a pesar de todo, más allá de las tormentas que atraviesa en su recorrido hacia la madurez.